domingo, 2 de mayo de 2010

Manuel Noriega


Estados Unidos y sus amistades peligrosas

La extradición de Manuel Noriega desde EEUU a Francia, el pasado 26 de abril, pone fin a más de 50 años de una tortuosa relación entre el ex General panameño y el país Norteamericano. Y al igual que ocurrió con otros dictadores, lo que se originó como un lucrativo idilio terminó de muy mala manera para el ex hombre fuerte de Panamá.


Manuel Noriega vuelve a la palestra después de 20 años de ser capturado por el ejército de EEUU tras una sangrienta invasión a Panamá en 1989. Luego de pasar cerca de dos décadas en una cárcel en Miami, el gobierno norteamericano lo acaba de extraditar a Francia donde se le acusa de haber comprado propiedades en París con dinero procedente del tráfico de drogas. La Justicia gala en 1999 lo juzgó en ausencia por el lavado de unos US$3 millones en cuentas bancarias francesas.

Este es el final de una relación entre el ex dictador y EEUU que comienza en los años 50. En aquella época Noriega habría sido reclutado por la CIA, como a tantos militares latinoamericanos, para que formara parte de la cruzada norteamericana contra el avance de la izquierda, en un escenario geopolítico que cada vez se presentaba más hostil a los intereses americanos en la región y dominado por la bipolaridad característica de la Guerra Fría.

De esta manera, el ex General se convirtió con los años en un acérrimo colaborador de Estados Unidos apoyándolo en la guerra contra Nicaragua y en la lucha contra las guerrillas del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional en El Salvador.

Estos servicios al país del norte más algunas tácticas delictivas, como la desaparición de políticos opositores, lo encumbraron al poder del país centroamericano en el año 1983. Sin embrago, sus dudosas maniobras políticas, sus lazos con el narcotráfico y las sospechas por parte de EEUU de que habría estado jugando a dos bandos al vender sus servicios a los enemigos, fueron los detonantes para que los norteamericanos en el año 1989 decidieran invadir panamá para detener al dictador.

Estas relaciones tormentosas se repiten una y otra vez entre Estados Unidos y personajes de dudosa honestidad democrática. La lista es extensa. Entre estos vínculos de amor-odio se puede destacar a Augusto Pinochet (Chile), Saddam Hussein (Irak), Leopoldo Fortunato Galtieri (Argentina), Hugo Banzer (Bolivia), tiranos que mientras prestaron servicio a Norteamérica gozaron de una íntegra reputación internacional y de una brutal manga ancha al interior de sus países, muy perjudicial para la mayoría de los ciudadanos, ya que las torturas, las ejecuciones, las desapariciones fueron el modus operandi característico de estos fieles amigos de Norteamérica.

La mayoría de estos personajes se graduaron de la Escuela de las Américas, institución creada y auspiciada por Estados Unidos para asegurar que las naciones latinoamericanas cooperaran con su causa y así mantener un equilibrio político contrarrestando la influencia de organizaciones políticas de ideología marxista o de tinte izquierdista.

Estos son los amigos de Norteamerica, conocidos por sus crímenes y por sus gobiernos tiránicos, muchas veces relacionados con bandas organizadas de narcotráfico o de tráfico de armas, y que en su mayoría han acabado en la cárcel cuando han caído en desgracia o se les ha acabado el chollo, como le ocurrió al ex General Noriega.

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